Italia (II): Bolonia

Después de comer llegué a la plaza de Santo Stefano, que es pequeña como si se tratara de un ensanchamiento de la calle, un rincón acogedor y bello con los suelos empedrados, los soportales en las casas y con el conjunto de Santo Stefano al fondo, también conocido como las Siete Iglesias, por su notable conjunto de iglesias y capillas, unidas por un patio y un claustro.


El núcleo originario fue construido en el siglo VIII sobre un templo pagano dedicado a Isis, la planta arquitectónica es marcadamente románica, a pesar de algunos cambios introducidos más tarde. Durante un milenio, y por distintas razones, se fueron levantando sucesivas construcciones destinadas al culto, comunicadas una con otra, o a veces, contenidas una dentro de otra.


El Patio de Pilatos es llamado así porque en el centro está el llamado Lavabo de Pilatos, una pieza lombarda realizada entre 730 y 740, que servía para las ofrendas del Jueves Santo. La basílica de los Santos Vital y Agrícola es la que ofrece el ejemplo más fiel del románico lombardo, sin ningún adorno.


Al día siguiente me pasé por la via Pescherie Vecchie, que está en todo el centro de Bolonia, y es una calleja con una sucesión deslumbrante de puestos en los que los vendedores ofrecen frutas, verduras, productos artesanos y pescado fresco.