Solo me dio tiempo a llegar a ver el final de la actuación de Phoenix, los parisinos debutaron en 2000 con "United" y empezaron a sonar en los círculos indies gracias al tema “If I Ever Feel Better”. En su segundo trabajo "It’s Never Been Like That", cambiaron el lujo de su primera producción por un pop crudo y nervioso inspirado en grupos británicos de los ochenta como Aztec Camera o Prefab Sprout. Ahora están presentando su último disco bautizado con el elocuente título de "Wolfgang Amadeus Phoenix".
Y de ahí me fui a ver uno de los conciertos mas esperados del festival, y mas después de haber disfrutado tanto viéndoles el año pasado en el Saturday Night FIBER. My Bloody Valentine congregaron a una multitud frente al escenario principal, ansiosos de vibrar con su sonido. Casi dos décadas después de su edición, "Loveless" sigue considerandose como uno de los discos más bellos y letales jamás grabados, auténtico pilar del noise-pop, en el que las guitarras suenan como reactores de aviones, la fragilidad cristalina hace buenas migas con el shoegaze y el ruido adquiere una nueva dimensión sónica y artística.
Menos mal que la organización del festival repartía tapones para los oídos, porque el volumen sobrehumano de sus paredes de guitarras puede acabar destrozandote. Lo que si que hace es que la vibración del sonido recorra todo tu cuerpo. Lo cierto es que una vez desconectados los amplificadores, el recital creció en el recuerdo, quizá porque el pitido en los oídos se encargó de ello. Esta fue su primera actuación en el festival, porque para el día siguiente se esperaba su concierto en recinto cerrado, dentro del Auditori.
Todavía en éxtasis, me dirigí a ver a Wooden Shjips, peculiar e inclasificable formación comandada por Ripley Johnson que se ha dado a conocer gracias a su mezcla de psicodelia, minimalismo y krautrock. Creada en 2003 en San Francisco con la intención de romper esquemas y alejar a los músicos de sus instrumentos naturales.
Comenzaron su carrera con una serie de singles que acabaron desembocando en un álbum homónimo que presenta a los californianos como una suerte de Doors retrofuturistas. Ritmos de bajo y batería repetitivos hasta la náusea, teclado altamente psicodélico, guitarra totalmente distorsionada y una voz morrisoniana con el reverb a tope hacen de Wooden Shjips uno de los grandes descubrimientos del año pasado.
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2 comentarios:
Veo que los bloddy no llevaban audiovisula detrás.....
como me gustan la ultima foto, con el foco desde arriba
En esta ocasión la presentación fue mas austera.
Esa foto es durante la descarga final de sonido.
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