El 26 de julio fui a ver a Lucky Dragons,que vienen de Los Angeles para ofrecer un concierto en la terraza de La Casa Encendida, dentro del ciclo Música en la Azotea. El nombre del grupo hace referencia a cualquier pieza grabada, instalación o performance, empaquetada, instalada, compartida o imaginada por Luke Fischbeck y Sarah Rara.
En el corazón de sus experiencias se esconde la necesidad de tocar juntos, creando colectividades. Entre sus proyectos paralelos se encuentran “sumi ink club”, una comunidad dedicada al dibujo, y “glaciers of nice”, una comunidad en Internet. El sonido de estos californianos bastante libre entre un pop electrónico sin domesticar, una psicodelia alocada en sonidos y tendente al trance-pop y a los drones y el albedrío vocal de diferentes tratamientos.
Su objetivo es la creación de nuevas y contingentes experiencias en las cuales el público coopera con ellos, construyendo frágiles redes que permanecen vivas gracias al contacto. Sus shows son un auténtico espectáculo performativo donde lo audiovisual y la participación del público son un elemento más para celebrar su creatividad.
El noir con sabor a fresa de Desire encandila a Barcelona
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Desde 2011 ha sido imposible referirse al tipo de synth-pop nocturno que
imagina largos viajes en coche y paisajes de luces de neón sin mencionar la
pala...
Hace 47 minutos
2 comentarios:
lo que me gusta es el estilismo que lleva, muy.....como diría....Hidrogenese
Si, en esa linea! Fue toda una experiencia sonora e interpretativa.
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