Aparcamos el coche y fuimos paseando hasta llegar al centro y pasando junto a la catedral.



Llegamos al Grote Markt, nos pareció muy bonito, pero era la hora de comer, ibamos con hambre y dejamos la visita para mas tarde.



Entramos en un restaurate que nos habían recomendado y estaba ahí cerca. Pedimos una "carbonade", que es un guiso de carne de ternera a la cerveza. Nos sacaron hasta la cazuela y nos pusimos las botas. Y para beber pedimos cerveza De Koninck, una rubia de 5º, que es la única que se elabora en Amberes.



Volvimos al Grote Markt. Ahí se puede ver el ayuntamiento, y en el escudo de la cuidad, que hay en su fachada, la relación que tuvieron estas tierras con los reinos de España. Alrededor de la plaza los edificios que alojaban las casas de los antiguos gremios, con unas fachadas de estilo flamenco muy bónitas. Y en el centro, la estatua que tiene como motivo el origen del nombre de la ciudad. Amberes se llama Antwerpen en flamenco, y la leyenda cuenta que un gigante llamado Druoon Antigoon habitaba el río, cobrando un peaje a los barcos que quisieran pasar. Si un barco no pagaba, el gigante cortaba la mano del capitán y la arrojaba al río Schelde. Un día, un Centurión Romano, cansado ya, cortó la mano del gigante y también la lanzó. De ahí surge el nombre de Antwerpen, Hand = Mano, Werpen = Lanzar.



3 comentarios:
Que leyenda tan interesante. QUe interesante el guiso y esa cerveza. Hum...!
El guiso espectacular. Como nos pusimos!!!
Es que tiene un pinta que a estas horas no se puede aguantar.
Publicar un comentario